¡Sabotaje!

Seguro que no soy la única a la que le pasan estas cosas...

¿Os ha ocurrido alguna vez que decidís poneros a dieta, y justo el día que lo decidís, vuestra madre o [pareja, compañer@ de piso o familiar en cuestión que habite en la misma casa] decide que le apetece un montón inaugurar la temporada de dulces caseros? ¿O de platos en general que normalmente no prepara salvo alineación planetaria "porque engordan", pero que están buenísimos?
Pues eso me pasa a mí cada vez que me pongo a dieta. Sinceramente, cada vez que me apetece comer torrijas o cualquier cosa que mi madre se niegue a preparar habitualmente, le digo que me he puesto a dieta, aunque sea mentira.
Nunca falla.

Esto debe de ser como cuando una está embarazada -o cree que puede estarlo-, que sales a la calle y ves embarazadas por todas partes... Pues en este caso pasa lo mismo: cuando te pones a dieta, empiezas a fijarte en cosas que antes no veías, como lo a menudo que tu padre dice eso de "mmmmm, este osobuco con patatas está de muerte, qué pena que no lo puedas probar", o en lo a menudo que en la mesa se dice aquello de "¿quién quiere pan? ¿Seguro que no quieres? ¡Pero si hoy lo traigo calentito recién hecho!"
-¡Maldición! ¡Los de la panadería también intentan boicotear mi dieta! ¿¿Se puede saber cuándo narices han tenido pan recién hecho a las tres de la tarde?? (>.<)

Hasta ahora, creía que sólo era mi familia la que tenía mala baba y ganas de sabotear mi decisión de quitarme el peso extra de encima. Pero he llegado a la conclusión de que es una conspiración mundial para evitar que deje de estar rellenita. Está claro que debe de haber algún interés que supera mi comprensión, en el hecho de que mi figura siga como está. Si no, que alguien me explique porqué lo primero que he visto al entrar en Internet ha sido esto:

¿Tú también, Google, hijo mío?

Manda coj***s. ¬¬*