De nuevo, frente a los apuntes...
Un rugido estremeció el túnel cuando los fanáticos se lanzaron a la carga. Con las espadas destellando, pasaron como una furiosa marea junto a las bestias del Caos y se lanzaron hacia el pabellón de los enanos a una orden de su señor.
-¿Ya? -preguntó Malus mirando a Arleth Vann.
El asesino, asomado al túnel, negó con la cabeza.
-Todavía no.
Los gritos sanguinarios resonaban en la antecámara. El estruendo de los pies a la carrera ensordecía a Malus.
-¿Ya?
-Todavía no.
Malus ya podía distinguir algunas voces en la tormenta de gritos. Podía oír el golpeteo de los tacones de las botas sobre la piedra.
-Decidimos que lucharíamos con ellos dentro del túnel, ¿cierto? -preguntó el noble, con tono cargado de intención.
El asesino miró a Malus y asintió con solemnidad.
-Adelante, mi señor, y que Khaine sea contigo.
-No lo hará si sabe lo que le conviene -gruñó Malus. Clavó los tacones en los flancos de Rencor-. ¡A la carga!
(Otro fragmento más del libro "La Espada de Disformidad", un relato de Malus Darkblade, escrito por Dan Abnett y Mike Lee.)
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