Deadnology
Espécimen objeto del control rutinario:
Sofía Fierro Caride.
Edad: 29 años.
Altura: 1,72 cm.
Peso: 112 Kg.
Especie: Humana.
Sexo: Hembra.
Fecha y hora: 29 de marzo de 2108. 05:17 A.M.
Ubicación: Módulo 46.673.355. Ciudad Prima.
Estado del sujeto: No presenta indicios de comportamiento anómalo. Todas las señales vitales son estables. Movimientos visibles casi nulos, dentro de los parámetros normales. No se detecta orden mental que regule la administración de su medicación. Activando unidad robótica 35 con dicho fin. Medicación administrada. Control concluído. Abandonando módulo para continuar con el protocolo de vigilancia en otros especímenes.
_________
"Malditas unidades de control", pensó Sofía mientras observaba cómo el robot salía de su módulo en dirección a los bloques vecinos. No le sorprendían, de hecho solía ignorarlos; esta vez se había percatado de su presencia cuando el robot 35 -la unidad médica- se había activado, sin que ella diese ninguna orden, para administrarle por vía intravenosa su medicación. Esto era, en cierta forma, positivo, porque volver a olvidarse de ello podría tener consecuencias fatales dado su estado de salud. Por lo demás, era bastante molesto tener una unidad robótica controlando semanalmente si algún humano desarrollaba una conducta anómala; es decir, inadaptada. En caso de que fuese su caso, Sofía habría sido "borrada" del sistema para que nada estropease la cuadriculada perfección de las "máquinas de compañía", como ella las llamaba con cierta ironía.
Sofía estaba, como siempre, sentada en su sillón ergonómico. Sólo se levantaba de él para introducirse cada noche en la cápsula donde debía dormir. Como la mayoría de los humanos de su época, era obesa mórbida, dado que no necesitaba hacer ningún esfuerzo físico.
Esto parecía entrar en contradicción con las teorías que se barajaban a principios del siglo anterior, según las cuales sólo el exceso de nutrientes provocaba obesidad; con el paso de los años, se había comprobado que poco importaba que los alimentos fuesen sintetizados calculando el aporte diario de nutrientes por ser humano: si el cuerpo no hacía ejercicio, se atrofiaba y no era capaz de asimilar correctamente los nutrientes.
Por suerte para ella, un corazón artificial trabajaba mejor que el anterior orgánico, que le había dado dos infartos antes del trasplante.
Sólo había salido de casa una vez en su vida, y fue cuando la trasladaron desde el Centro de Clonación hasta el módulo que ahora era su hogar. El módulo se encontraba en algún lugar entre la maraña de módulos que componían Ciudad Prima, nombre con el que se denominaba la antigua Madrid. Todo lo que necesitaba estaba allí, y lo que necesitase del exterior lo compraba por Intranet.
Intranet, la evolución de la antigua Internet, hacía posible conectarse a la red mediante un dispositivo instalado quirúrgicamente entre los dos hemisferios cerebrales. Los nuevos humanos como Sofía, con genes mejorados por clonación y que ya comprendían a más del 90% de la población total, eran operados nada más nacer, y les eran implantados terminales en distintas partes del cuerpo, que les posibilitasen conectarse a la red y descargar los archivos directamente a su cerebro.
Los humanos "100% orgánicos" debían esperar a su etapa adulta para resistir una operación de estas características, lo cual los dejaba en desventaja con respecto a los nuevos humanos y había dado origen a una nueva clase social, pues eran considerados "humanos de segunda".
La operación la realizaban las máquinas, claro. Hacía ya más de cincuenta años que no existía ningún cirujano humano. Era mucho más práctico dejar que las máquinas hiciesen ese trabajo, ya que de esta forma se evitaban los posibles errores humanos. Las máquinas facilitaban mucho la vida diaria. Ellas sintetizaban los alimentos, los llevaban hasta los módulos habitados, los cocinaban, limpiaban, hacían las tareas del hogar, y permitían adquirir conocimientos por medio de Intranet.
Desde siempre, habían sido ideadas con el propósito de hacer al ser humano más sencilla su vida diaria. Ahora, Sofía y los demás humanos trabajaban desde casa, a través de ordenadores que activaban máquinas en puntos lejanos, y eran esas máquinas las que realizaban la labor. El único trabajo que un humano debía hacer durante su jornada de trabajo era asegurarse de que las máquinas hacían bien sus tareas (por supuesto, esto significaba que las patrullas de seguridad ciudadana se componían de robots como el que acababa de irse minutos antes, y nadie sabía a ciencia cierta hasta qué punto los robots de control estaban bajo órdenes humanas).
Sofía estaba, como siempre, sentada en su sillón ergonómico. Sólo se levantaba de él para introducirse cada noche en la cápsula donde debía dormir. Como la mayoría de los humanos de su época, era obesa mórbida, dado que no necesitaba hacer ningún esfuerzo físico.
Esto parecía entrar en contradicción con las teorías que se barajaban a principios del siglo anterior, según las cuales sólo el exceso de nutrientes provocaba obesidad; con el paso de los años, se había comprobado que poco importaba que los alimentos fuesen sintetizados calculando el aporte diario de nutrientes por ser humano: si el cuerpo no hacía ejercicio, se atrofiaba y no era capaz de asimilar correctamente los nutrientes.
Por suerte para ella, un corazón artificial trabajaba mejor que el anterior orgánico, que le había dado dos infartos antes del trasplante.
Sólo había salido de casa una vez en su vida, y fue cuando la trasladaron desde el Centro de Clonación hasta el módulo que ahora era su hogar. El módulo se encontraba en algún lugar entre la maraña de módulos que componían Ciudad Prima, nombre con el que se denominaba la antigua Madrid. Todo lo que necesitaba estaba allí, y lo que necesitase del exterior lo compraba por Intranet.
Intranet, la evolución de la antigua Internet, hacía posible conectarse a la red mediante un dispositivo instalado quirúrgicamente entre los dos hemisferios cerebrales. Los nuevos humanos como Sofía, con genes mejorados por clonación y que ya comprendían a más del 90% de la población total, eran operados nada más nacer, y les eran implantados terminales en distintas partes del cuerpo, que les posibilitasen conectarse a la red y descargar los archivos directamente a su cerebro.
Los humanos "100% orgánicos" debían esperar a su etapa adulta para resistir una operación de estas características, lo cual los dejaba en desventaja con respecto a los nuevos humanos y había dado origen a una nueva clase social, pues eran considerados "humanos de segunda".
La operación la realizaban las máquinas, claro. Hacía ya más de cincuenta años que no existía ningún cirujano humano. Era mucho más práctico dejar que las máquinas hiciesen ese trabajo, ya que de esta forma se evitaban los posibles errores humanos. Las máquinas facilitaban mucho la vida diaria. Ellas sintetizaban los alimentos, los llevaban hasta los módulos habitados, los cocinaban, limpiaban, hacían las tareas del hogar, y permitían adquirir conocimientos por medio de Intranet.
Desde siempre, habían sido ideadas con el propósito de hacer al ser humano más sencilla su vida diaria. Ahora, Sofía y los demás humanos trabajaban desde casa, a través de ordenadores que activaban máquinas en puntos lejanos, y eran esas máquinas las que realizaban la labor. El único trabajo que un humano debía hacer durante su jornada de trabajo era asegurarse de que las máquinas hacían bien sus tareas (por supuesto, esto significaba que las patrullas de seguridad ciudadana se componían de robots como el que acababa de irse minutos antes, y nadie sabía a ciencia cierta hasta qué punto los robots de control estaban bajo órdenes humanas).
(Continuará)
10 comentarios:
Bueno, ya aviso: esto no es una novela como las que estáis publicando últimamente en los blogs... sólo es un post demasiado largo como para escribirlo seguido, así que lo dividiré en 2 partes ;)
Van a acabar todos en granjas de energía, si lo sabré yo :P
[mode talibán ortográfico on]
No es género, sino sexo. El género es de las palabras y estilos de las cosas (género musical).
[mode talibán ortográfico off]
Lo corrijo enseguida, gracias ^^ es deformación profesional de tanto oír lo de la "violencia de género", qué le vamos a hacer ^^U
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!
Tenéis que animaros, escribimos novelas cortas, las unimos después aunqeu no tengan ni pies ni cabeza en un libro y nos plantamos un decamerón!!!!!!! (y el que quiera le mete sexo como en el decamerón, muahahahahaha)
luego encuadernamos unos ejemplares y cada uno de nosotros puede decir que escribió un libro...... lo de plantar árboles y tener hijos ya por vuestra cuenta....
Pues me parece una muy buena idea, de hecho estoy viendo estos días a cuánta gente le gusta escribir (y también que talento no falta ^^) y creo que sería interesante si todos nos animásemos y montásemos un libro en común... Encuadernarlos se pueden encuadernar hasta con tapas duras, ya hemos visto que las hacen para las tesis y cosas así...
Pues nada, id escribiendo, y cuando os parezca que queréis aportarlo para el libro, avisad... ^^ sólo es cosa de organizarnos y ponerlo en marcha.
Ciudad Prima es una ciudad demasiado fría, demasiado ordenada... El mundo es mejor caótico y sorprendente ^^
¡Viva los humanos "100% orgánicos"! jeje
(No se porqué esta historia me recuerda a un libro que lei...)
Un abrazo ^^
a mí me recuerda a GATAKA o GATACA o algo parecido
2ª parte yaaaaaa
GATTACA, es una secuencia de bases de ADN ^^
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