Beso

Esperaba sentada, en silencio, escuchando sus propios latidos acelerados en la oscuridad. La ventana estaba abierta. Sólo la luz azulada de la Luna iluminaba parte de la estancia, y era escasa. La noche siguiente habría Luna Nueva.

Sabia que él terminaría por aparecer. Esperaba, sólo esperaba... Llevaba semanas obsesionada con un beso.
Era una necesidad superior a ella la que la atormentaba, la necesidad de sentir sus labios rozando su cuello, aquel cosquilleo en la piel, aquel escalofrío, el calor invadiéndola ..., y el temor de conseguirlo.
Tenía que cerrar la ventana, estaba jugando con fuego y lo sabía... Sabía a lo que se exponía... Una noche eterna, un ataúd frío, un pacto demoníaco... Aquello debía terminar...

Intentó forzar mentalmente a sus piernas para que la llevasen hasta la ventana, que estaba a sus espaldas. No le obedecieron. Permaneció en silencio, notando cómo la brisa nocturna agitaba sus cabellos. Respiró hondo, y esperó...

De pronto sintió una mano en su hombro. No necesitó girarse para saber quién era. Se limitó a cerrar los ojos mientras dos colmillos se clavaban en su cuello. Un leve momento de dolor antes del éxtasis que había sentido ya otras veces. Un estremecimiento se extendió por todo su cuerpo. Sintió que se quedaba sin aliento, y entreabrió los labios para tomar aire...

Respiraba con dificultad. Notó entonces cómo la herida se cerraba sola cuando él se retiró. Unos labios que sabían a sangre se encontraron con los suyos. Y se entregó sin oponer resistencia alguna... El mundo se desvanecía alrededor, ya sólo existía aquel beso... Su pulso era cada vez más débil, pero eso ya no importaba... El corazón le retumbaba en los oídos, cada vez más y más lento... Hasta que finalmente, no volvió a latir.

Y entonces, abrió los ojos y sonrió a la noche.