Mandrágoras

Empieza un nuevo año, bastante atareado en cuanto a proyectos miniaturiles. Siento no poder adelantaros lo que estoy haciendo hasta que lo tenga algo más avanzado... llevo semanas con ello, pero aún no me parece que esté listo para mostraros el progreso. Prometo informar cuando avance un poco más. Así que hoy os traigo un trabajo sencillo que he hecho estas fiestas.

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Entre varios amigos, tenemos la costumbre de hacernos regalos hechos a mano en navidad. La tradición surgió para poder regalarnos algo low cost; se trata de que sea un detalle, preferiblemente lo mismo para todos (aunque eso no es obligatorio), y claro, según vamos siendo más, cada vez es más difícil encontrar algo que pueda ajustarse a los gustos de todo el mundo... Este año revisé los materiales que tenía por casa y me decidí por hacerles unos brotes de mandrágora.

 La idea consiste en una maceta con una plantita, que al tirar de ella y sacarla de la tierra resulta ser una cría de mandrágora. La gracia del asunto está en que todas son distintas, y nadie sabe cómo va a ser la suya antes de elegir su maceta.

Más o menos así. Aunque estas, por suerte, no chillan.

 Lo bueno de las mandrágoras es que son tubérculos irregulares, así que prácticamente podéis hacer lo que queráis con la masilla, siempre quedarán resultonas, y en este tamaño cada una se hace en cuestión de minutos. Las dejé todas hechas en una mañana:

 Hay que intentar que las manos y patitas parezcan apéndices de un tubérculo (si no estáis inspirados, buscad fotografías de patatas, boniatos y similares). Si añadís alguna raíz en las puntas y algo de textura rugosa, quedarán más realistas.

 Las mías las esculpí con pasta DAS blanca, sobre una armadura base de papel de plata arrugado. NO os recomiendo la pasta DAS, es una pasta de papel que se agrieta bastante si no la hidratáis continuamente, y cuando está hidratada tarda horas y horas en secarse. Yo tuve que pasarme toda la mañana y media tarde dándoles vueltas a las figuras terminadas y repasando la textura en relieve de los cuerpos cada poco rato, para que no perdiesen la forma. Cuando me desesperé, les di un poco con el secador de pelo. Por suerte, no se resquebrajaron. Si hago alguna más, tengo claro que la haré con masilla.

 Aquí podéis ver el tamaño que tienen comparadas con mi mano. Pero podéis hacerlas tan grandes como os apetezca.

 Las hojas y raíces las hice con plantas de acuario; no son las más bonitas ni realistas del mundo porque cogí las que ya tenía en casa, pero en los chinos las venden de todos los tipos que podáis necesitar. Ahora tengo una remesa más bonita de plantas, pero en este momento eran las que tenía. 

Lo ideal es que las hojas las montéis en la armadura de papel de plata antes de esculpir, enrollando algo de alambre en el papel de plata, dejando que un extremo del alambre sobresalga como una antena, y pegando las hojas con superglue en el extremo del alambre. Pero si dejáis hecho un agujero profundo en la cabeza y más agujeros en los puntos donde vayáis a ponerles las raíces, siempre podéis pegárselas cuando la masilla seque, y tapar bien el resto del agujero con más masilla. Yo recomiendo el primer método, tened en cuenta que luego van a tener que agarrarse de las hojas para poder tirar y desenterrarlas, y conviene que estén bien fijadas.
La pasta DAS se retrae un poco al secar, de modo que aunque yo usé el primer método, luego tuve que tapar igualmente con masilla los agujeros deformados.

 Mandrágoras terminadas, pintadas con acrílico y selladas con barniz mate en spray. Recomiendo darle a los ojos una capa de barniz brillante al acabar. 

 Una vez hechas las mandrágoras, instalé unas cuantas fuentes de letra victorianas, y con eso y photoshop hice etiquetas de herbolario que pegué en macetas de barro. Podéis usar cualquier maceta de plástico sin más, pero me pareció que este estilo pegaba para la ocasión ;)

 Macetas, frontal y parte trasera

Como pensaba enterrar las figuras y estaban hechas de pasta de papel, me preocupaba que se humedeciesen y se estropeasen. Así que les hice unas fundas con bolsas de plástico. Aunque las enrollé alrededor de las figuras antes de enterrarlas, no las cerré por arriba, para que las bolsas se quedasen en la tierra cuando tirasen de las hojas para sacarlas. Si no estáis seguros de que las bolsas vayan a quedarse enterradas al tirar, podéis pegar su base al fondo de la maceta antes de enterrar las figuras dentro. Yo no las pegué y apenas sobresalieron de la tierra al sacar las figuras.

Por último, hay que enterrarlas. Para ello hay que sujetarlas a la altura que se quiere, mientras se va echando la tierra a cucharadas a su alrededor. Cuando hayáis rellenado 1/3 de la maceta, podréis soltar la figura y seguir cubriéndola con tierra. Tened cuidado de presionar la tierra hacia abajo, no contra la figura, sujetándola bien con ella, y apretad la tierra cada poco alrededor de la figura según vayáis echando más tierra. En ningún caso empujéis hacia abajo la figura, o le doblaréis las raíces. Se trata de que la tierra de los lados la sostenga suavemente en su sitio (como yo no pegué la bolsa al fondo, pude echar un par de cucharadas de tierra abajo del todo para amortiguar un poco, antes de colocar las figuras).

 Mandrágoras enterradas y listas para regalar.

Pues hasta aquí lo referente a navidades... Os animo a probar lo de las mandrágoras, es muy divertido cacharrear con distintos diseños a ver qué sale, y no se tarda nada en hacerlas. Si las hacéis, espero fotos ;)

Un abrachucho a todos.